A la hora de aspirar reparar ordenadores o ha tener un ordenador mejor, no todo pasa por la compra de uno nuevo con características deslumbrantes y un precio lo más ajustado posible. Aunque la idea eche para atrás a algunos, es posible contar con un equipo renovado atreviéndose simplemente a abrir sus tripas y cambiar algunos de sus componentes.Esta opción, no obstante, tiene sus riesgos: alguno de esos elementos que habitan en el interior de un ordenador pueden dejar un buen agujero en nuestra cartera y, por si fuera poco, no son pocos los usuarios que no tienen los conocimientos necesarios para desenvolverse con soltura entre cables y placas. Sin embargo, existen varias formas de mejorar un equipo sin llegar a gastarse mucho dinero ni contar con la titulación en Informática. Solo necesitas aprender un mínimo de bricolaje y echarle unas cuantas horas:
Un pequeño empujón a la memoria RAM puede cambiarlo todo. No en vano, de este componente depende cuántos programas se pueden usar a la vez o con qué facilidad se abrirán archivos grandes. Por suerte, instalar RAM adicional no es excesivamente complejo: solo hay que abrir el ordenador, identificar la placa base y comprobar si hay una ranura para añadir más módulos. Por si esta comprobación visual es demasiado compleja para el usuario que desmonta por primera vez su ordenador, hay herramientas disponibles para saber lo necesario. Basta ejecutar programas como CPU-Z para saber cuánta memoria RAM hay ya instalada y si hay o no espacio disponible para añadir más. Una vez comprobado, toca abrir la carcasa y ponerse manos a la obra para colocar la nueva RAM en su sitio.En caso de que el ordenador sea un portátil, las cosas no son tan sencillas. Cada modelo es un mundo y, antes de abrir nada, lo ideal es comprobar cómo están dispuestas las tripas de nuestro equipo. Una vez que se sepa, lo más probable es que un destornillador y algún elemento de plástico que haga las veces de palanca sean más que suficientes para abrir la máquina, localizar la placa base e instalar la RAM. Por suerte, no hay que deambular por ese vasto mundo que es internet en busca de respuestas: en páginas como Ifixit.com se pueden encontrar las instrucciones de la mayoría de modelos de las principales marcas y, así, minimizar las posibilidades de darse de bruces con problemas al destripar el portátil.
El almacenamiento disponible en tu ordenador influye en demasiadas cosas como para dejar que se convierta en algo anticuado e insuficiente: cuando quede poco espacio, no solo no podrás descargar nada de internet ni instalar nuevos programas, sino que además notarás como la mayoría de procesos se ralentizan y utilizar el equipo se convertirá en un verdadero suplicio. No obstante, actualizar la memoria disponible es realmente sencillo. De hecho, y gracias a la existencia de discos duros externos, solo necesitas tener a mano el puerto USB. A partir de ahí, el usuario ya podrá mover archivos y dejar algo de espacio libre en el ordenador. Sin embargo, no podrá llevarse nada del sistema operativo: para ello habrá que atreverse a abrir el ordenador y proceder como en el caso de la memoria RAM, sustituyendo un disco duro por otro. En caso de optar por esta opción, nada mejor que apostar por una memoria SSD, ya que es posible hacerse con ellas por algo menos de 50 euros y convertir el ordenador en un cohete, tanto a la hora de utilizarlo como simplemente al encenderlo. Si tu ordenador es un portátil, más de lo mismo: un buen plano de tu modelo (con guía incluida, a ser posible), valor y al toro.